Proyecto Ejido La Libertad

El Ejido La Libertad es un ejemplo notable de cómo la gestión forestal comunitaria puede impulsar el progreso medioambiental y social en México. Enclavado en el singular sistema ejidal del país, La Libertad demuestra que la protección de los bosques no sólo combate el cambio climático, sino que también impulsa las economías locales y mejora la calidad de vida de los residentes.
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Entender el sistema ejidal
Un ejido es una forma de gestión comunal de la tierra exclusiva de México. Aunque el Estado mexicano conserva la propiedad, los miembros locales gestionan la tierra de forma colectiva. Tradicionalmente, los ejidos se dedicaban a la agricultura, pero muchos -como La Libertad- han pasado a la silvicultura sostenible. Este cambio es crucial, ya que México pierde cada año más de un millón de hectáreas de sus 65 millones de hectáreas de bosques, por lo que la gestión local es vital para la conservación y la acción climática.

Gestión forestal sostenible en La Libertad
Ejido La Libertad ha dado prioridad a la silvicultura sostenible frente a la agricultura intensiva. La comunidad selecciona y protege cuidadosamente los árboles más fuertes, aumentando la biomasa total y la capacidad de almacenamiento de carbono del bosque. Este planteamiento no sólo da lugar a bosques más sanos y resistentes, sino que también maximiza el secuestro de carbono, lo que supone una contribución mensurable a la mitigación del cambio climático.
Impacto económico y social
Los beneficios del modelo de La Libertad van mucho más allá del medio ambiente. El proyecto genera puestos de trabajo bien remunerados para los residentes locales, un 26% por encima de los salarios típicos de la región. Estos trabajos incluyen la plantación, el mantenimiento y la gestión del bosque, todos ellos esenciales para su salud. El impulso económico permite a la comunidad reinvertir en infraestructuras locales, lo que se traduce en mejoras como la modernización de carreteras, mejores instalaciones médicas y una nueva red de abastecimiento de agua que beneficia a unas 2.000 personas.
Potenciación y expansión comunitarias
El éxito del Ejido La Libertad ha inspirado a las comunidades vecinas a adoptar modelos similares. Lo que empezó con sólo dos ejidos cerca de Oaxaca y Puebla se ha ampliado ahora a veinte comunidades, y hay más deseosas de unirse. Esta expansión está convirtiendo el proyecto en un modelo para la conservación forestal que se necesita urgentemente en todo México y Sudamérica.
Apropiación comunitaria y capacitación duradera
Uno de los aspectos más convincentes del éxito del Ejido La Libertad es el modo en que ha fomentado un sentimiento de propiedad y orgullo entre los miembros de la comunidad. Al implicar activamente a los residentes locales en todas las fases de la gestión forestal -desde la planificación y la plantación hasta la supervisión y la tala sostenible-, el ejido ha creado un modelo en el que la protección del medio ambiente y las oportunidades económicas están profundamente entrelazadas. Este enfoque participativo garantiza que los esfuerzos de conservación no se impongan desde el exterior, sino que sean impulsados por quienes dependen de la tierra para su subsistencia. Como resultado, los residentes tienen un fuerte incentivo para proteger y cuidar el bosque, sabiendo que sus esfuerzos se traducen directamente en beneficios tangibles para sus familias y vecinos.
La reinversión de los ingresos del proyecto en infraestructuras, sanidad y educación también ha contribuido a romper los ciclos de pobreza y marginación, capacitando a la comunidad para forjar su propio futuro. Este modelo holístico demuestra que cuando se capacita a la población local para gestionar los recursos naturales, los resultados no sólo son más sostenibles sino también más equitativos, creando un modelo de desarrollo rural que puede reproducirse en otras regiones que se enfrentan a retos similares.
Un modelo de desarrollo sostenible
El Ejido La Libertad demuestra que la acción climática y la prosperidad comunitaria pueden ir de la mano. Mediante una gestión forestal sostenible, el sistema ejidal favorece la biodiversidad, la captura de carbono y la capacitación económica. A medida que más comunidades sigan este ejemplo, el impacto no hará sino crecer, ofreciendo esperanza tanto para las personas como para el planeta.
Conclusión
El Ejido La Libertad es un testimonio del poder de la administración local para hacer frente a los retos mundiales. Al combinar la acción por el clima, la silvicultura sostenible y el desarrollo comunitario, La Libertad ofrece un modelo de cómo las comunidades rurales pueden liderar la construcción de un futuro más sostenible y equitativo.
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